Add parallel Print Page Options

Jerusalén cometió un gran pecado
    y por eso se volvió impura.
Todos los que la estimaban ahora la desprecian
    porque la han visto desnuda.
Ella se lamenta
    y se aleja avergonzada.

El vestido de Jerusalén se ensució.
    Ella no pensó en su futuro.
Cuando cayó en desgracia,
    no hubo nadie que la consolara.
¡SEÑOR, mira mi sufrimiento!
    ¡Mi enemigo ha ganado!

10 El enemigo extendió su mano
    y se llevó todos los tesoros de Jerusalén.
Ella vio cómo gente de otras naciones invadían su templo.
    ¡Tú habías ordenado que esas naciones nunca entraran en nuestro templo!

Read full chapter